Las luces y las sombras de la herencia de Vargas Llosa en la literatura peruana

“”En el Perú en el que yo crecí, era imposible ser escritor. Era un delirio siquiera pensarlo. Peor que un capricho de adolescente. El hecho de que hubiera uno que lo logró, y que, además, se conociera más allá de nuestras fronteras, lo hacía posible. Y a eso me agarré siempre”, confiesa Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) a La Vanguardia . Se refiere a Mario Vargas Llosa. La literatura mundial y, más concretamente, la peruana, queda huérfana tras la muerte del premio Nobel de Literatura.

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 Los escritores del país admiten la influencia positiva que crea la prosa del escritor, pero también las a veces angustiantes expectativas que proyecta en ellos  

“”En el Perú en el que yo crecí, era imposible ser escritor. Era un delirio siquiera pensarlo. Peor que un capricho de adolescente. El hecho de que hubiera uno que lo logró, y que, además, se conociera más allá de nuestras fronteras, lo hacía posible. Y a eso me agarré siempre”, confiesa Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) a La Vanguardia . Se refiere a Mario Vargas Llosa. La literatura mundial y, más concretamente, la peruana, queda huérfana tras la muerte del premio Nobel de Literatura.

No es fácil hablar con Roncagliolo esta semana. “Como también soy escritor y peruano, el teléfono no deja de sonar. Parezco su viuda. Llaman de todos lados. Ahora por la tarde me va peor quedar porque es cuando llaman los norteamericanos”. Lo cierto es que, si tratan de comunicarse tantos medios con él, es porque, en más de una ocasión, ha reconocido que la literatura de su compatriota, más allá de darle alas, ha influido en la suya. Eso sí, reconoce: “Todos los editores esperan que algún crítico diga que eres el nuevo Vargas Llosa. Y eso nos da cierta presión como colectivo, porque parece que te digan que es lo único que el público va a comprar de un escritor peruano en Europa. El tiempo ha demostrado que es imposible que haya un nuevo Vargas Llosa pero, a la vez, ha brindado la oportunidad de conocer otros nombres”.

“Puede ser que su influencia te estimule a la imitación o que te eclipse”, reflexiona Renato Cisneros

Ante esta reflexión, Renato Cisneros (Lima, 1976) señala: “Ningún escritor de mi generación puede ser indiferente a la presencia de Mario. Ahora bien, puede ser una influencia que te estimule a la imitación o que te eclipse por lo fructífero que fue su trabajo”. En su caso, lo que le cautivó fue la habilidad para “hablar sin complejos de la difícil relación con un padre, ya que es un tema delicado que no se trataba de forma amplia. Me sentí muy representado con las páginas de El pez en el agua en las que habla de su progenitor, porque, como él, yo también tuve un padre autoritario”.

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Alonso Cueto (Lima, 1954), amigo íntimo del autor de La fiesta del Chivo , destaca otro atributo que, según él, marcó un antes y un después en la literatura peruana y mundial: “Su aspiración a narrar la totalidad”, y señala que, “desde su primera novela, se propone crear un mural enorme y diverso de la sociedad peruana. Habla de toda ella al completo, e incluye la gente venida de todas las lenguas y etnias que vienen de las zonas más distantes del país y que, hasta ese momento, no habían tenido apenas visibilidad”. Cueto acaba de publicar Mario Vargas Llosa. Palabras en el mundo (Alfaguara), un ensayo que, al menos por el momento, solo está disponible en Perú, pero que invita a redescubrir su obra desde nuevas perspectivas, pues aporta algunos de los rasgos fundamentales de la escritura ‘ vargallosiana’, “un adjetivo propio que se ha ganado con creces”.

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El escritor Mario Vargas Llosa 

Tanto él como el también escritor Jeremías Gamboa (Lima, 1975) están estos días en Perú y explican cómo se ha vivido la muerte allí. “Imaginábamos que podría ocurrir, pero eso no quita que deje una sensación de perplejidad. Seguramente, con el paso de los días vamos a entrar en el vacío, hasta que descubramos que, en realidad, está dentro de todos nosotros”. Para Gamboa, las novelas de Vargas Llosa fueron decisivas en su vida. “Un combustible y una fuente de desasosiego que me hizo sentir que era aquello lo que quería vivir y que no quería ser periodista en el fondo, sino novelista”.

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Mario Vargas Llosa, fotografiado en el 2019 en Madrid

A Fernando Iwasaki (Lima, 1961), la literatura de Vargas Llosa tampoco le ha sido indiferente en su carrera. Eso sí, especifica: “No me ha influido en la técnica narrativa ni en el estilo, que son muy característicos, pero sí que lo ha hecho en la precisión de la lengua. Siempre daba la sensación de que cada frase que escribía, la cincelaba. Hacer eso es muy complicado, pero es algo a lo que muchos empezamos a aspirar desde que se lo vimos hacer”.

“Los editores esperan que algún crítico diga que eres el nuevo Vargas Llosa”, lamenta Roncagliolo

Igual que la mayoría de los escritores peruanos no tienen reparo en hablar sobre la evidente influencia que ha generado en ellos el legado que deja Vargas Llosa, cabe decir que un muchas mujeres preguntadas, como Gabriela Wiener o Katya Adaui, prefieren mantenerse al margen. Seguramente, no inviten a la colaboración algunas declaraciones que el Nobel hizo en su momento, como “el feminismo es hoy el más resuelto enemigo de la literatura”, pues insistía a menudo que las feministas “más radicales” pretenden “descontaminar” la ficción “de machismo, prejuicios múltiples e inmoralidades”.

La escritora Giovanna Polarollo (Tacna, 1952), no obstante, sí que está dispuesta a hablar. Fue guionista de la adaptación audiovisual de Pantaleón y las visitadoras y también publicó en 2016 la novela Toda la culpa la tiene Mario , que aborda la separación del Nobel peruano tras cincuenta años de matrimonio con Patricia Llosa.

FOTO ALEX GARCIA EL ESCRITOR MARIO VARGAS LLOSA REPASA SU DISCURSO Y SE PREPARA EN EL GRAND HOTEL DE ESTOCOLMO PARA LA LECTURA DE AGRADECIMIENTO DEL NOBEL MINUTOS ANTES DEL EVENTO 07/12/10
Mario Vargas Llosa, repasando su discurso para la lectura de agradecimiento del Nobel 
Àlex Garcia / Propias

Polarollo reconoce a este diario que no sabría decir si influyó o no su literatura, pero –admite –“lo que sé con toda certeza es que gracias a los mundos y personajes que creó, aprendimos”. La escritora todavía recuerda cuando con quince años leyó La ciudad y los perros . “Me recuerdo leyendo la novela por la noche hasta el amanecer. Me descubrió mi país y un mundo que no conocía”.

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A sus catorce años y tres libros, la precoz escritora Arianna Yantas (Lima, 2010) supone el futuro de la profesión y, para avanzar, también mira a sus compañeros más veteranos: “ Vargas Llosa me marcó con su frase ‘la literatura es fuego’. Significa inconformismo, rebeldía, insatisfacción y sueños. Quiere decir que nosotros, como escritores, tenemos el poder de cuestionarnos y pensar qué podemos mejorar para provocar un cambio positivo para nuestra sociedad”.

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