‘L’aranya’, una historia de trastienda, cierra el año Guimerà en el TNC

Jordi Prat i Coll nació en Girona en 1975 y vivió sus primeros 14 años en una tienda de comestibles. “El único acceso a la trastienda era por la persiana, no había más puertas ni ventanas”, explica en el vestíbulo del TNC, donde presenta su adaptación de L’aranya, una obra poco conocida de Àngel Guimerà.

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 Jordi Prat i Coll ambienta en la Girona de 1968 la vida de una pareja que no puede tener hijos  

Jordi Prat i Coll nació en Girona en 1975 y vivió sus primeros 14 años en una tienda de comestibles. “El único acceso a la trastienda era por la persiana, no había más puertas ni ventanas”, explica en el vestíbulo del TNC, donde presenta su adaptación de L’aranya, una obra poco conocida de Àngel Guimerà.

La historia que escribió el dramaturgo en 1906 pasaba en una tienda de Barcelona, regentada por un matrimonio que no puede tener hijos, con todas las presiones sociales que ello comportaba. Este planteamiento resonó en la propia biografía de Prat i Coll, de manera que la ha adaptado a Girona entre 1967 y 1968, y ahora la estrena en el TNC firmando la dramaturgia y la dirección.

Jordi Prat i CollDirector

Al matrimonio protagonista, que interpretan Mima Riera y Albert Ausellé, ahora se llaman como sus padres, Rosa y Miquel, a quienes dedica la obra y que hablaron con los actores. “ Jordi ha vertido muchas cosas personales en este proyecto. Hemos conocido a la Rosa y el Miquel originales, hemos hablado con ellos y nos han hecho la comida”, recuerda Riera. Y Ausellé añade: “Hablamos yo con su padre y Mima con su madre para construir los personajes, sobre todo en el primer acto”.

Prat i Coll recuerda que la obra es posterior a los grandes éxitos del dramaturgo y tiene algunas características que la hacen especial: “En L’aranya resuena todo a Guimerà pero al mismo tiempo no del todo. El humor está muy presente, al mismo nivel que el drama, ya que lo necesita porque la obra es contemporánea a sus espectadores, y por primera vez y único aparece de una manera radical el tema de la no descendencia (infertilidad), que le permite sacar fantasmas personales no solo sobre el deseo, sino sobre las estructuras sociales. Siempre, como es él, escondiéndose en la construcción de la estructura dramática y en la trama de sus personajes. Pero lo ha hecho. Y por eso digo que es vital, como lo es en autores como Lorca, entender que escribe también desde la homosexualidad no expresada, por razones obvias, públicamente”.

“ A mi entender –continúa–, este hecho tiene más importancia que el que todos sus biógrafos insisten en decir que es un paria en su tierra (nació en Santa Cruz de Tenerife y se traslada a los 9 años a El Vendrell) y de padres no casados que se casaron al llegar a Catalunya. Si alguien se fija en los que no pueden amar a quienes quieren amar, si alguien se fija en los diferentes, si alguien se fija en las mujeres, si alguien se fija en el amor-dolor, si alguien se fija en sensibilidades no normativas… perdonad, pero estos son desde Shakespeare hasta Lorca, pasando por Tenneesse Williams y Jacinto Benavente”.

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Prat i Coll manifiesta lo que este espectáculo supone para él: “Un niño que salió de una tienda para hacer teatro ahora vuelve para cerrar el círculo en el TNC”. Con un equipo artístico y técnico de categoría y cerrando el año del centenario de la muerte de Àngel Guimerà, L’aranya se representará en la sala Gran del 30 de enero al 9 de marzo, y hará gira por 15 poblaciones catalanas y Palma. “Hasta ahora también íbamos al País Valenciano, pero eso se ha acabado”, denuncia la directora del TNC, Carme Portaceli.

En el vestíbulo se puede visitar la instalación Les veus de Guimerà. Es un box con dos pantallas gigantes a ambos lados, para que el espectador se sumerja en sus palabras, que dicen cuatro intérpretes de la función. Son textos extraídos por Pablo Ley de sus piezas más emblemáticas: “Hay obras que quizá hoy no aguantan la escena, pero sí hay muchos fragmentos maravillosos”, concluye.

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