No es bueno dejarse llevar por las primeras impresiones. Y si no que se lo pregunten a un grupo de trabajadores de la construcción que estaban remodelando un edificio en la ciudad de Cleethorpes (Lincolnshire, Inglaterra).
Estos recipientes se utilizaron durante siglos para mantener al mal alejado de las casas
No es bueno dejarse llevar por las primeras impresiones. Y si no que se lo pregunten a un grupo de trabajadores de la construcción que estaban remodelando un edificio en la ciudad de Cleethorpes (Lincolnshire, Inglaterra).
Hace unos meses, mientras cavaban zanjas en el exterior de una propiedad situada en Sea View Street, descubrieron una botella de ron enterrada en el suelo y entre todos decidieron abrirla y bebérsela.
La fortuna les sonrió
Por suerte para ellos, el director de la obra estaba allí para detenerlos. Intuyó que el recipiente era antiguo y reconoció su importancia histórica, así que entregó el frasco a los expertos de la Universidad de Lincoln para su estudio. Una vez analizado el líquido del interior, la fortuna fue doble: había evitado injerir orina humana de hace 200 años.
La investigadora Zara Yeates utilizó un escáner que se usa habitualmente en escenas del crimen y lo combinó con otras técnicas como radiografías de rayos X, espectroscopia de fluorescencia de rayos X (XRF) o iluminación ultravioleta para descifrar la edad y el contenido de la botella.

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“Sabíamos que había algún tipo de sedimento en el interior, pero no estábamos seguros de qué era”, señala Yeates, que ha estado trabajando en este proyecto desde que se encontró la vasija en octubre.
“Lo que descubrimos es que el contenido no era alcohol, sino fluidos corporales, con el pis como principal ingrediente, así que fue bueno que el director interviniera para frenar a sus empleados”, explica en un comunicado.
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La forma del recipiente se introdujo a partir de 1790 y su irregularidad sugería que estaba soplado a mano. Como los moldes para hacer botellas no se desarrollaron hasta 1840, la vasija debe haber sido fabricada antes de esa fecha.
Los especialistas sugieren que estamos ante un ejemplo de lo que se conoce como “botella de bruja”, enterrada para mantener el mal alejado de la casa. Otra teoría propuesta es que la colocó allí un marinero como superstición para garantizar un viaje seguro y un regreso a casa sano y salvo.

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En algún momento pensaron que podía ser ron, ya que a los marineros se les daba un trago de este alcohol para protegerse del escorbuto. Algo que no sería de extrañar en Cleethorpes, una localidad situada cerca de la costa del Mar del Norte y a poca distancia del estuario del Humber.
El estudio del líquido, sin embargo, llevó el camino de los investigadores hacia otro destino. La mención más antigua que se conoce de una “botella de bruja” es de la Inglaterra del siglo XVII. Normalmente se enterraban bajo la chimenea o en el suelo, en una práctica que llegó incluso a Estados Unidos.
Vidrios con minerales
Los antiguos fabricantes de vidrio a menudo incluían varios minerales durante el proceso de producción para obtener ciertas cualidades o colores. El óxido de uranio, por ejemplo, se usó con frecuencia como colorante entre finales del siglo XIX y mediados del siglo XX.
“A menudo recibimos muchas cerámica y textiles, pero rara vez conseguimos vidrio tan antiguo completamente intacto”, concluye Josephine McKenzie, del departamento de Conservación del Patrimonio Cultural.
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