Ichiko Aoba ★★★✩✩
La fama y el prestigio de la cantautora japonesa está creciendo como la espuma en occidente
Ichiko Aoba ★★★✩✩
Lugar y fecha: Paral·lel 62 (10/III/2025)
La fama y el prestigio de la cantautora japonesa Ichiko Aoba está creciendo como la espuma en occidente. Lo demostró el sold out que se produjo en su visita a la sala del Paral·lel, en la que fue presentación de su flamante octavo álbum de estudio, Luminiscent creatures, continuación del disco clave en su carrera, Windswept Adan, publicado hace un lustro. Una prolífica trayectoria que incluye además discos en directo, bandas sonoras o el etéreo single Space orphans, escrito para un proyecto de Brian Eno, que no faltó en el repertorio ofrecido en la segunda visita a nuestra ciudad.
Con las únicas armas de su voz, guitarra acústica y un ocasional teclado, sumergió a la audiencia en su personal mundo onírico, de gran amor por lo acuático y por el microcosmos de su adorado archipiélago de Ryukyu, situado al suroeste del Japón, y cuya isla más célebre es Okinawa. Allí se refugia para buscar una inspiración que trasciende el folk para adentrarse en territorios ignotos y sorprendentes, sobre todo gracias a una voz extraordinaria, capaz de oscilar de los susurros a los gorgoritos más agudos y usar las onomatopeyas como gran refuerzo para potenciar el dramatismo.
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Sus canciones desprenden fragilidad y tienen estructuras poco convencionales, bebiendo de la tradición insular y a la vez proyectándose hacia otros lugares. Así, no es difícil intuir la influencia de la bossa, aunque sea velada, ni la imaginación del jazz en una música que es bucólica y también por momentos fantasmagórica. En cualquier caso de una sutileza profunda, potenciada por un gran dominio técnico de la guitarra, que toca a la manera del fingerpicking, es decir, rasgando las cuerdas con todos los dedos de la mano derecha.
Ensimismada y elegíaca, introdujo efectos electrónicos con el teclado, sonando atmosférica y espectral en un SONAR en el que parecía una ninfa de porcelana. En el tramo final brilló en la interpretación de Asleep among endives , con reminiscencias de la chanson francesa más introspectiva, y también en una canción que dijo era muy importante para ella y cuyo título tradujo como Universo mecánico, interpretada a la manera de una concertista de guitarra, alternando los recitados y los silencios, en una compleja y bonita melodía que sirvió para rubricar su sofisticada y original propuesta.
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