Más de 200 objetos de la cultura que floreció en la isla de Cerdeña hace tres o cuatro mil años recalan hasta noviembre en el Museu d’Arqueologia de Catalunya (MAC), en Barcelona. Sardenya, l’illa megalítica explica lo que se sabe –con más incógnitas que certezas- sobre la cultura nurágica, responsable de la construcción de alrededor de 7.000 estructuras de piedra, algunas de ellas imponentes. Las nuragas; nuraghi en italiano, nuraghe en sardo.
La cultura nurágica, que floreció hace 4.000 años, remite por su arquitectura de piedra a los talayots baleares
Más de 200 objetos de la cultura que floreció en la isla de Cerdeña hace tres o cuatro mil años recalan hasta noviembre en el Museu d’Arqueologia de Catalunya (MAC), en Barcelona. Sardenya, l’illa megalítica explica lo que se sabe –con más incógnitas que certezas- sobre la cultura nurágica, responsable de la construcción de alrededor de 7.000 estructuras de piedra, algunas de ellas imponentes. Las nuragas; nuraghi en italiano, nuraghe en sardo.
Torres, tumbas y grandes edificios que hoy siguen caracterizando a la isla y que, por su aspecto y cronología, nos remiten a los talayots de las Islas Baleares, algo posteriores en el tiempo según las hipótesis arqueológicas.
¿Qué conocimiento o relación tenían los constructores de unas islas con otras? ¿Influyeron los sardos en los baleares? ¿Les enseñaron a construir? “Esta exposición explica el sentido del Mediterráneo, que ha sido durante siglos como una autopista con sus diferentes áreas de servicio”, ha metaforizado en la presentación, este miércoles, el director científico de la Fundación Mont’e Prama, Giorgio Murro.
“Esta exposición explica el sentido del Mediterráneo, que ha sido durante siglos como una autopista con sus diferentes áreas de servicio”
Giorgio MurroArqueólogo de la Fundación Mont’e Prama
En 1974 se descubrió en un yacimiento en el pueblo de Cabras una fabulosa necrópolis, que nunca ha sido excavada del todo. Allí han aparecido hasta ahora 125 tumbas, la mayoría de ellas ocupadas por hombres jóvenes que los arqueólogos estiman que debieron pertenecer a un mismo grupo familiar o parental y que ofrecen señales de haber estado muy mazas.
En paralelo, surgió un espectacular conjunto de estatuas de piedra, de más de dos metros de altura. La pieza central de la muestra es una de ellas. Una escultura de un gigante de piedra, que tiene nombre. Se llama Mannedu y se le conoce como “il pugilatore”, esto es, el boxeador. Pesa 300 kilos. Lleva el torso desnudo y, aunque hoy es manco de ambos brazos –gajes de la historia-, los arqueólogos interpretan que tenía uno de ellos alzado, en el que portaría un escudo; en la otra mano, una especie de guante, dados los restos encontrados en la excavación. Al parecer las esculturas fueron destruidas tras la invasión cartaginesa de Cerdeña, en el siglo V aC.
Estas estatuas están datadas entre los siglos X-VIII a. C., por lo que algunos expertos las consideran como las escultura exentas más antiguas del Mediterráneo occidental, quizás contemporáneas de piezas similares de la cultura helénica. No está claro si representan a los guerreros enterrados en aquella necrópolis o a antepasados míticos o héroes divinizados o si por otro lado quieren personalizar algún hecho histórico de la comunidad que los creó. La cuestión es que los cartagineses arrasaron con ellas y hoy están troceadas.
“No sabemos quién esculpió esas obras, no sabemos por qué las colocan allí, no sabemos si quieren sacralizar la epopeya de la cultura nurágica, no sabemos qué escuela les enseña a hacer eso…Han estado tres mil años bajo tierra y hoy tenemos alrededor de ellos toda clase de teorías fantasiosas”, ha dicho este miércoles el presidente de la Fundación Mont’e Prama, Antonio Muroni.

ANDREA MARTÍNEZ
En los nuragas, según la tradición popular sarda, vivían ogros, antiguos seres gigantes y malvados, que tenían rasgos humanos. De ahí que a los nuragas se los conociera en la isla como Sa Domu de S’Orcu, “la casa del ogro”.
La muestra exhibe maquetas, videos y fotografías de los nuragas, aquellas estructuras que bautizan a esta cultura. Se construyeron durante la Edad del Bronce, entre el 1800 y el 1150 a. C., y es una de las civilizaciones protohistóricas más originales del Mediterráneo antiguo.
Hay nuragas por todos lados. En la costa (Baleari di Tertenia o Sant’Imbenia di Alghero), en el interior y en las montañas, entre las que destacan las Ruinas di Arzana.
Los primeros nuragas tienen planta elipsoidal, cuadrangular, triangular o irregular y cuentan con corredores, nichos, escaleras y cámaras simples o múltiples. A partir del año 1500 aC aproximadamente evolucionan a nuragas de tholos (cubiertos por una falsa cúpula). Los más conocidos –por su visibilidad- son las torres troncocónicas de planta circular, de piedra seca y varias plantas interiores. Los nuragas dejan de construirse a partir de los siglos XII o XI aC., posiblemente a causa de una crisis en la estructura social y territorial. Algo después, en el siglo X aC., nace allí una clase aristocrática.
La muestra
Más de 200 piezas, con esculturas, útiles domésticos, maquetas y vídeos recalan en Barcelona hasta noviembre
La exposición también analiza los hipogeos o sepulturas colectivas excavadas en la roca. Hay más de 2400 y se datan durante el cuarto y el tercer milenio a. C.
Una pieza maravillosa expuesta en Barcelona es un menhir que representa una mujer. Una simple lámina de piedra, con pechos. Cerdeña ha contabilizado más de 740 menhires similares, meras piedras clavadas verticalmente en el suelo, y pueden estar en parejas o en grupos. Los menhires fueron levantados entre el quinto y el tercer milenio aC. Los que tienen rasgos humanos son 110, de la Edad del Cobre. Eran totems, símbolos de culto o marcadores territoriales.
La exposición presenta también una serie de estatuillas femeninas asociadas al culto neolítico de la diosa-madre, pequeños exvotos de bronce que representan personajes de la civilización nurágica, así como armas o útiles de uso diario. El puñal en forma de letra gamma es una auténtica maravilla. Puro diseño nurágico.
Esta es la primera vez que la cultura nurágica viaja fuera de Italia, en una gira internacional. La muestra ha visitado previamente museos como el de la Prehistoria y Protohistoria de Berlín, el Hermitage de San Petersburgo (antes de la invasión de Ucrania), el Arqueológico de Tesalónica y el Arqueológico Nacional de Nápoles. “Nos une el Mediterráneo, y por eso la hemos traido a Barcelona”, según el director del MAC, Jusèp Boya.
La exposición está organizada por la Fundación Mont’e Prama, con financiación de la Región Autónoma de Cerdeña, con la colaboración del Ministerio de Cultura italiano, diversos museos de aquel país, la Embajada de Italia en Madrid y su Consulado en Barcelona, y el Instituto Italiano de Cultura de Barcelona. El MAC ha adaptado la muestra a sus espacios.
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