El 31 de octubre de 1900 se matriculó el primer coche en España. Fue en Palma y se trataba de un cuadriciclo de 2,5 CV de la marca Clement, importado desde Francia y propiedad de Josep Sureda Fuentes, un maquinista retirado de la Armada. Al año siguiente, en territorio nacional, se registraron 47 automóviles, una cifra que se elevó a 93 en 1902. Ninguna de ellas se realizó en Barcelona; la Ciudad Condal se estrenó en 1903. El ejemplar en cuestión fue un Berliet, también importado de nuestro país vecino, que recibió la placa B-1. Desde esas primeras matriculaciones hasta hoy han pasado casi 125 años, en los que se ha cambiado el sistema de matriculación en varias ocasiones.
El lunes 14 de abril se puso fin a la serie de letras encabezada por la ‘M’ para comenzar con la siguiente del alfabeto
El 31 de octubre de 1900 se matriculó el primer coche en España. Fue en Palma y se trataba de un cuadriciclo de 2,5 CV de la marca Clement, importado desde Francia y propiedad de Josep Sureda Fuentes, un maquinista retirado de la Armada. Al año siguiente, en territorio nacional, se registraron 47 automóviles, una cifra que se elevó a 93 en 1902. Ninguna de ellas se realizó en Barcelona; la Ciudad Condal se estrenó en 1903. El ejemplar en cuestión fue un Berliet, también importado de nuestro país vecino, que recibió la placa B-1. Desde esas primeras matriculaciones hasta hoy han pasado casi 125 años, en los que se ha cambiado el sistema de matriculación en varias ocasiones.
La última modificación se llevó en el 2000. El 18 de septiembre de ese año, un rematriculado Mercedes 230 SL de 1981, puso fin al anterior registro que incluía las siglas provinciales, una numeración de 4 dígitos y dos letras. Desde ese día, y cumpliendo con una normativa de la Unión Europa, los vehículos se registran con una nueva combinación estándar para los países miembros. Así, las placas, con un tamaño 52×11 cm (20 milímetros más largas que sus predecesoras), exhiben “E” de España sobre la bandera de la UE más una combinación de cuatro números (de 0000 a 9999) y tres letras, que comenzaron por BBB y terminarán en ZZZ.

EFE
El sistema excluye el uso de vocales para evitar combinaciones malsonantes (ANO, PIS, PEO…), acrónimos (ONG, ONU, BCE…) y nombres propios (ANA, EVA, LEO, TEO…). Por este motivo, la primera matrícula no incorporó la serie AAA. Las vocales no son las únicas letras vetadas en las placas españolas. También lo están la Ñ y la Q, para evitar posibles equívocos con la N, la O y el número cero. Por su parte, la LL y CH todavía incluidas en el abecedario cuando entró en vigor el sistema de placas europeo (después desaparecieron al considerarse dígrafos) eran incompatibles con el diseño de matrícula, que no admite cuatro caracteres en el último grupo.
Con esta combinación se podrán registrar un total de 80 millones de vehículos. En su día, basándose en los datos de matriculaciones de 1999 (1.913.162), se calculó que duraría algo más de cuatro décadas. De todos modos, en los últimos años la cifra se ha reducido, lo que prolongará la vida de estas placas. Según los datos de la DGT, en 2023 se matricularon un total de 1.467.570 ejemplares.
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Esta semana se ha producido un cambio importante en las nuevas placas, pues el lunes 14 de abril estrenaron las series encabezadas con la letra N, lo que pone fin a la combinación de letras iniciada por la letra M que llevaba activa desde el 2 de septiembre de 2022.
Si bien las placas habituales tienen el fondo blanco con la combinación alfanumérica estampada en negro mate, también las hay de otros colores (azul, verde, rojo y amarillo), que va destinadas a determinados vehículos, como ciclomotores, cuadriciclos ligeros, taxis y VTC y remolques. Las matrículas temporales de color verde -para particulares- o rojo -para empresas- deben llevarla aquellos ejemplares que carecen de la identificación definitiva y necesitan circular por la vía pública. Los vehículos históricos y los pertenecientes a flotas de personal diplomático y fuerzas del Estado también tienen sus propias placas.

Martí Figueras
Este es el elemento más distintivo de un vehículo, ya que no hay dos iguales. Su asignación permite a los agentes de tráfico conocer el nombre del propietario del vehículo y si tiene el seguro en vigor, la ITV pasada o multas pendientes de pagar, entre otros aspectos. La placa también aporta información sobre la antigüedad del vehículo, salvo que se trate de una rematriculación como sucede, por ejemplo, con los vehículos que han sido adquiridos en el extranjero.
En España, manipular la placa o no llevarla en perfectas condiciones es motivo de sanción. Así lo recoge el artículo 10.2 de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos y Seguridad Vial: “El conductor debe verificar que las placas de matrícula del vehículo no presentan obstáculos que impidan o dificulten su lectura e identificación”. Infringir la normativa está considerado como infracción grave y conlleva una multa de 200 euros sin detracción de puntos del carnet.
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