El tirón de Trump y la crisis de los grandes partidos catapultan al populista Nigel Farage

«¡Esto no ha hecho más que empezar!», proclamó el líder de Reform UK en la redes sociales a la luz de una que le da incluso el primero lugar en intención de voto, frente al 14% que logró hace unos meses Leer «¡Esto no ha hecho más que empezar!», proclamó el líder de Reform UK en la redes sociales a la luz de una que le da incluso el primero lugar en intención de voto, frente al 14% que logró hace unos meses Leer  

La vida empieza a los 60 para Nigel Farage, el líder populista de Reform UK, propulsado desde la victoria de Donald Trump y celebrado con champán a su paso por Mar-a-Lago como «el próximo primer ministro británico». El último sondeo de YouGov le da ya como segundo en la intención de voto (25%), a un solo punto del Partido Laborista de Keir Starmer (26%) y por delante del Partido Conservador de Kemi Badenoch (24%).

Mr. Brexit llega sobrado al quinto aniversario de la consumación de la salida de la UE, como lo demuestra la fiesta de recaudación de fondos al más puro estilo americano celebrada esta semana en el club Oswalds, donde se superó aparentemente el techo del millón de libras, el primer gran paso para consolidar la implantación de Reform UK en toda la geografía británica.

«Reform UK es el futuro de este país», declaró en el evento Michael Hewitt, almirante retirado de la US Navy, invitado especialísimo junto a la actriz y cantante Holly Valance: «Este es el mismo movimiento que Trump ha creado al otro lado del Atlántico».

«¡Esto no ha hecho más que empezar!», proclamó el propio Farage en la redes sociales, a la luz de una segunda encuesta (de la revista conservadora The Spectator) que le da incluso el primero con el 26% en intención de voto, frente al 14% logrado en las elecciones de julio del 2024, en las que Reform UK entró en Parlamento con cinco diputados.

«Farage se está beneficiando del voto del descontento, primero del Partido Conservador y ahora del Partido Laborista», certifica John Curtice, profesor de la Universidad de Strathclyde, que advierte cómo el Brexit ha roto las líneas divisorias ideológicas y de clase entre los partidos.

Pese al malestar general por el impacto del Brexit, Reform UK está atrayendo a su esfera a quienes consideran que la salida de la UE ha estado «mal gestionada» por el Partido Conservador (y ahora por el Partido Laborista), con el récord de inmigración pese a la promesa de retomar el control de las fronteras.

Farage no ha prometido de momento «deportaciones masivas», pero en la memoria de los británicos está aquel cartel del ‘Breaking Point’, con los refugiados de Siria apiñados ante las puertas de la UE. Su máxima ambición es emular a Trump, pero cualquiera diría que en las últimas semanas se ha empeñado en limar su perfil populista.

Así se explica su breve encontronazo con Elon Musk, con quien posó orgulloso en Mar-a-Lago junto a su tesorero Nick Candy y delante de un retrato del joven Trump titulado El Visionario. Después de haber coqueteado con la idea de destinar 100 millones de dólares a Reform UK, Musk se desmarcó de pronto criticando a Farage y ensalzando sin embargo al ultraderechista Tommy Robinson, fundador de la Liga de Defensa Inglesa, que cumple 18 meses de condena por desacato judicial.

«Siento no estar de acuerdo con Elon y dudo que conozca la historia completa de Tommy Robinson», declaró Farage. «Mis principios están claros y no los voy a cambiar por nadie. El extremismo no es bienvenido en Reform UK».

Poco después trascendió la noticia de los coqueteos de Musk con Dominic Cummings, el ex asesor de Boris Johnson, que anda tramando su propio StartUp Party (nombre provisional). Lo que ha quedado claro en el arranque del año es el poderoso influjo de todo lo que está ocurriendo en el otro lado del Atlántico, con el consiguiente movimiento de las placas tectónicas de la derecha en las islas británicas.

La máxima aspiración de Farage es fagocitar al Partido Conservador, al que presume de haber sobrepasado ya por el número de afiliados (187.000). El líder de Reform UK ha aprendido de los errores en el pasado con el Ukip y el Partido del Brexit y quiere consolidar una maquinaria electoral que le permita sacar jugo del creciente respaldo popular.

El contexto es cada vez más benigno, entre la crisis de identidad del Partido Conservador (que no acaba de levantar cabeza con Kemi Badenoch) y la impopularidad del Partido Laborista de Keir Starmer al cabo de siete meses en el poder. A su manera, Mr. Brexit puede acabar convirtiéndose en el eslabón perdido entre Londres y Washington.

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