El equipo de Paco Hernández corona con brillantez en la Serie Mundial de Los Ángeles una temporada en la que ha batido a las grandes potencias de este deporte Leer El equipo de Paco Hernández corona con brillantez en la Serie Mundial de Los Ángeles una temporada en la que ha batido a las grandes potencias de este deporte Leer
La élite internacional del rugby a siete tiene desde este domingo un nuevo socio en el podio: España. Un país emergente, ajeno a las raíces de este deporte, pero que lleva años trabajando con solvencia en la modalidad olímpica. La selección masculina de seven se ha proclamado subcampeona de las Series Mundiales, la competición que se disputa a lo largo de la temporada y que está considerada el mundial de la especialidad.
El equipo entrenado por Paco Hernández ha sido derrotado en la final por Sudáfrica (5-19) tras una temporada en la que ha derribado su techo. Cinco veces semifinalista en los seis torneos que servían de clasificación. Y en la serie decisiva en Los Ángeles, en la que los ocho conjuntos partían de cero para buscar el título, ha ratificado su desafío a la jerarquía habitual subiendo al segundo escalón del podio.
A España, sin embargo, le ha faltado inspiración en la finalísima. Como otros días, ha tratado de dominar la posesión hasta buscar el hueco pero apenas ha podido zafarse de la defensa sudafricana. Contra lo habitual, se ha visto sorprendida en la primera mitad por una carrera de Davids que ha roto por el centro de la defensa (0-7). Tras el descanso, los Leones han fabricado por fin el pasillo por un ala para que Pol Pla recortara distancias. (5-7). Aunque rompieron de nuevo las líneas los Blitzboks (5-14), al conjunto español tuvo una oportunidad tras la expulsión de un rival. Pero, con superioridad numérica, no abrió el campo a todo lo ancho y en los últimos compases acabó encajando otra marca (5-19).
La plata sabe a oro si se repasan las grandes potencias a las que la selección española ha derrotado este fin de semana: Nueva Zelanda, Fiyi y, por vez primera, Argentina.
Aunque llegaba como tercera favorita, comenzó mal la selección masculina, perdiendo en la fase de grupos ante Australia (15-10), contra la que nunca estuvo cómoda. Balones caídos, otros retenidos, y un rival quirúrgico. Aun así, cayó cuando apretaba para remontar. En el segundo partido, contra Nueva Zelanda, no había margen de error. Los españoles jugaron sobre el alambre. En la primera mitad encajaron un ensayo y salvaron otro sobre la línea de marca. Pero con los minutos empezaron a creer. Tomaron el mando con esa peligrosa mezcla de paciencia y agresividad que les ha dado victorias. Acogotaron a los All Blacks bajo sus palos, y el capitán Juan Ramos, vibrante, valiente, se fue contra el mundo y posó atropellando a dos rivales más fuertes. La victoria (7-5) daba a España otra oportunidad.
La selección tenía que vencer el tercer partido -y por ocho o más tantos- a Fiyi. Lo hizo, de nuevo, sufriendo. Se puso por delante en la primera mitad, vio cómo los océanicos se situaban a siete puntos (19-12) cerca del final pero amplió la ventaja gracias a una marca de Trevithick (24-12) que metía al equipo en semifinales.
En ese duelo a cara o cruz esperaba, ya este domingo, esperaba Argentina. El único equipo al no había ganado el seven español. Los Pumas han empezado con una escapada en la que solo un placaje in extremis de Moreno, secundado por Ramos, ha evitado el ensayo. A partir de ahí, el conjunto de Paco Hernández ha crecido, ha cuidado la posesión y ha dejado sin balón a los americanos. Cocinada a fuego lento ha llegado la marca de Pol Pla.
Una expulsión por golpe en la cabeza ha dejado a Argentina con sólo seis jugadores y ha permitido a los de Paco Hernández ampliar la ventaja antes del descanso (10-0). El partido ya sólo lo podían perder los Leones y eso no ha ocurrido. Aunque González ha reducido diferencias, tres marcas posteriores han sellado el pase español a la final con un contundente 29-5. La derrota en el último partido hace que la selección española tenga aún el reto de ganar una serie.
La selección femenina también ha cumplido su objetivo, situarse en la segunda categoría para la próxima temporada. Aunque la reducción de equipos en las Series Mundiales comunicada hace días por la Federación internacional las descendía sin derecho a jugar a la promoción, en Los Ángeles las jugadoras de María Ribera han tenido una meritoria actuación. Ganaron el sábado a Kenia (33-14), mostraron madurez para dominar también a Colombia (17-12) en el tiempo añadido; y este domingo han perdido ante Brasil (5-14) y han vencido a Argentina (28-0). El equipo ha crecido en los últimos torneos y al menos tendrá la oportunidad de seguir evolucionando.
Si hace un año la Serie que se disputó en Madrid significó para España una puesta de largo en cuanto a capacidad de organización, este fin de semana en Los Ángeles el protagonismo ha sido deportivo. El rugby español ha ocupado el centro del escaparate y proclama su pujanza entre los países emergentes.
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