El mundo, según Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa concedió decenas de entrevistas a La Vanguardia en las diversas etapas de su vida, en muy diversas situaciones y lugares, de Barcelona a Nueva York, pasando por Lima, México, Madrid o Estocolmo. Lo que sigue es una selección de frases de esas conversaciones, ordenadas temáticamente.

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 Extractos de las decenas de entrevistas que el escritor peruano concedió a ‘La Vanguardia’  

Mario Vargas Llosa concedió decenas de entrevistas a La Vanguardia en las diversas etapas de su vida, en muy diversas situaciones y lugares, de Barcelona a Nueva York, pasando por Lima, México, Madrid o Estocolmo. Lo que sigue es una selección de frases de esas conversaciones, ordenadas temáticamente.

Barcelona

“La pisé por primera vez en 1958. Iba a cursar un doctorado en la Universidad Complutense de Madrid y bajé del barco que venía de América en Barcelona, en un día radiante, justo frente a la estatua de Colón, y me puse a caminar por la Rambla. Iba emocionado por las calles, con el Homenaje a Cataluña de Orwell en la mano, que había leído en alta mar. Estuve en la ciudad apenas dos días. Pasé la noche en la Pensión Fernando, en la calle Ferran y, al día siguiente, me fui a Madrid en tren”.

“Viví en la ciudad entre los años 1970 y 1974, y el ambiente era estimulante. Fueron años muy fecundos, de gran camaradería y amistad. Además de los otros latinoamericanos, los mismos escritores de Madrid –como Juanito García Hortelano– acudían a Barcelona a respirar un aire más puro, tanto desde el punto de vista cultural como del político. Existía un clima de mucha esperanza, la seguridad de que la dictadura se terminaba, de que hacía agua por todos lados, y que la España que vendría sería no solamente libre sino que en ella la cultura y la literatura jugarían un papel central. La apertura, sobre todo cultural, se dio en Barcelona. Me hice amigo de Gabriel Ferrater, José Luis Guarner, Ricardo Muñoz Suay, Francisco Rico, Alfonso Milá, Óscar Tusquets, Federico Correa, Manuel Vázquez Montalbán… Íbamos al campo de excursión con los García Márquez o los Muñoz Suay y podían unirse otros amigos como Terenci Moix, Ana María Moix, Javier Fernández de Castro, Félix de Azúa…Compraba cada semana Destino solamente para leer las columnas de Josep Pla y Néstor Luján, magníficas”.

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Nacionalismo

“Tengo mucho cariño por Cataluña, pero el nacionalismo es una cosa aparte. Creo que el nacionalismo es una aberración decimonónica, que está totalmente reñida con la modernidad. Está detrás de más muertes que la mayor parte de las otras ideologías. Concretamente en el Perú ha sido trágico, nos hemos destrozado, y Perú es un hervidero de ricas diferencias étnicas y culturales, tenemos muchas nacionalidades, que no deben ser usadas para enfrentarnos. El nacionalismo fragmentaría el Perú, y es usado por los gobiernos para ocultar sus pillerías y su ineptitud”.

“En España hay un nacionalismo totalmente primitivo e irracional, que es el de la ETA. Hay otra forma de nacionalismo, civilizado, que representa el gobierno catalán, democrático, que respeta las instituciones, nadie va a pensar que el señor Pujol es un terrorista. Pero es un nacionalismo y, detrás de toda esa civilización, esas buenas maneras y esa cultura, representa lo mismo, una forma de exclusión, un rechazo de lo que es diferente. Yo estoy por la internacionalización, la integración de las distintas culturas y la disolución de las fronteras, que me parecería un gran avance de la humanidad. Si el nacionalismo cerrado acaba dominando en Cataluña, va a empobrecer terriblemente una cultura que siempre ha tenido vocación universal y que en sus mejores momentos lo que ha dado ha sido espíritus universales. Es el mundo de Dalí, Tàpies, Pla… ¿qué tiene que ver eso con una ideología completamente ensimismada en lo propio? Ellos hicieron todo lo contrario, salieron a buscar lo otro con una curiosidad tremenda”.

“Discutir si España es o no una nación de naciones son privilegios de país próspero, porque es evidente que los problemas fundamentales son otros. Mi idea es que aquí se ha alcanzado un nivel de desarrollo y prosperidad tal que eso sirve de contrapeso al riesgo que entraña todo nacionalismo. El peso de la clase media frenará los riesgos. Me doy cuenta de que he regresado a una Barcelona sensata”.

Vargas Llosa, en 2017, en la manifestación por la unidad de España en Barcelona
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xavier cervera

El amor

“Es el tema más recurrente de la literatura y, por tanto, el más difícil de abordar con originalidad. Intento escribir una historia de amor moderna, no condicionada por la retórica del amor romántico, decimonónico, que todavía pesa tanto en nuestros días. El amor, las costumbres y la moral han cambiado tanto que hay que hablar de él de otra manera”.

Colonialismo

“Roger Casement descubre que la verdadera barbarie es el colonialismo, por la inmunidad con que opera y sus denuncias son de las primeras que hay. Nos dice que el colonialismo es el horror, una forma de crueldad infinitamente mayor que la de los pueblos bárbaros. He vivido momentos terribles, como mi viaje al Congo. Descubrí que ese país vive hoy el horror del mismo modo que en aquella época. Las violaciones se siguen produciendo masivamente en los últimos meses, a manos de bandas que se apoderan de pueblos y compiten en violar a mujeres, es monstruoso, simboliza el horror del que nunca salió el Congo. Es uno de los países más desgraciados de la Tierra. La vida es ahí precaria y bárbara, pero todo eso viene de la colonización”.

Su participación en política

“Mire, yo he sido político y sé que necesitaba conquistar cada vez más votantes, seducir y realmente resulta muy difícil para un político no mentir, porque hay elementos de la verdad que generan rechazo. Cuando fui político, me propuse no mentir. Y lo cumplí, lo que hacía, en determinados casos, era callar la verdad, pero no mentir. Y así me fue…”

La política, en un 99 por ciento, es pura maniobra, pura intriga”

“Hay momentos muy excitantes, desde luego. Pero la mayor parte del tiempo no tienen nada que ver con la idea que un intelectual tiene de una campaña electoral. ¿Qué creen los intelectuales? Que la política es una actividad en la que se emplean las ideas, la imaginación. Que se tiene presente en todo momento el espíritu del modelo de sociedad que se quiere, los valores… Pero la política, en un 99 por ciento, es pura maniobra, pura intriga… Eso no hace sino convertir en más admirables los que llegan a recorrer todo ese camino para transformar la historia. Por ejemplo, De Gaulle. Nunca me sentí particularmente cerca de él. Pero he de reconocer que forma parte de los hombres que consiguieron no perder nunca lo esencial: las ideas, los valores”.

“La política discurre entre todas las formas de simplificación, especialmente el lenguaje. Eso es lo más penoso para un escritor, lo más humillante. Es esta imposibilidad de servirse del lenguaje. Ya no digo de una forma creativa, sino simplemente personal. La política es el estereotipo, el cliché, la lengua muerta. Está ahí como una realidad ontológica. Siempre he sabido que la materia política era horrible. Pero una cosa es saberlo y otra muy diferente es vivirlo. Y además ha habido odio, un odio increíble. Una vez, hace mucho tiempo, dije en una entrevista que a los catorce años había probado droga, que no me gustó nada y que, desde entonces, era un enemigo encarnizado de ese tipo de sustancias. Pues bien, buscaron y encontraron esa entrevista. Y no sabe la importancia que le dieron. Hasta el ministro de Educación apareció ante las cámaras de televisión para alertar a todas las madres peruanas contra el peligro de elegir, como presidente de la República, a un drogadicto”.

Sexo

“El único sexo ‘normal’ y ‘sano’ es el de los animales. Freud nos descubrió que en la sexualidad humana no hay normalidad, sólo casos particulares, y que en la actividad sexual irrumpen fantasmas que es mejor no liberar fuera de ella. El sexo no se puede aprender en una clase, es algo que tiene que ver con la experiencia central de la vida de las personas, forma parte de la esfera privada. Un taller de masturbación para niños es olvidar que eso es algo que se aprende en la intimidad. Sacar el sexo a la esfera pública, despojarlo de sus rituales de misterio y teatralidad, es volver a la caverna y convertirlo en algo mediocre. El erotismo implica secreto y clandestinidad, y ha desaparecido del mismo modo que lo ha hecho la alta cultura. En cambio, la pornografía y los valores prostibularios gozan de una cotización al alza”.

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Cuba

“El primer manifiesto internacional de intelelectuales contra Fidel Castro lo redacté yo en Barcelona, en mi casa de la vía Augusta, en una reunión en la que estaban Josep Maria Castellet, Hans Magnus Enzensberger, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Juan Goytisolo y su hermano Luis. Un amigo mío siempre decía con orgullo: «Es la primera vez que un manifiesto firmado por Sartre y Moravia no se redacta en París sino en Barcelona». Balcells me dijo que no me metiera en líos, pero ¡si yo había redactado el texto! ¿Cómo iba a echarme atrás? Por culpa de todo ello, sufrí en propia carne las paletadas de la máquina de lanzar mugre, la más eficaz de cuantas ha construido la izquierda política internacional“”.

La civilización del espectáculo

“Yo creo que la cultura debe ser entretenida, y que es una forma superior de entretenimiento y diversión, pero hasta hace poco no se contentó con ser sólo eso, en tanto que hoy parece que sí. En el mundo actual, el primer valor en la tabla de valores es el entretenimiento. Eso es legítimo, y usted sabe que yo no soy un puritano, pero convertir la natural propensión a pasarlo bien en un valor supremo tiene consecuencias: se banaliza la cultura, se generaliza la frivolidad y prolifera el periodismo chismográfico. Fue una idea ingenua creer que la cultura podía llegar a todos de la misma manera, eso simplemente no corre, la cultura tiene grados, niveles, no puedes pedir a todos que tengan la misma dedicación y vocación. Se parte de un buen sentimiento, pero la única manera de que la cultura llegue a todos es empobreciéndola. Se impuso la idea de que la noción de élite es antidemocrática, pero no han desaparecido las élites, sino la cultura. Desaparecieron unos patrones, unos valores que permitían establecer un orden de prelación entre las obras. Al desplomarse eso, se creó una confusión en la que llegaron las picardías, y las obras de arte reconocidas eran estafas. Somos la primera civilización que ha eliminado la distinción entre precio y valor. Una obra de arte vale lo que vale su cotización en el mercado, y eso es aberrante. En el campo de la pintura, la victoria de los farsantes es total, las artes plásticas son juego y farsa y nada más, con la complicidad de críticos papanatas que confieren estatuto de artista a los que, como mucho, son ilusionistas. Hoy tenemos artistas que defecan en público, músicos que se plantan ante el piano y no tocan ni una tecla… En la literatura, todavía hay algunos patrones que permiten distinguir lo que posee un valor auténtico. Nadie cree que el mejor escritor es el que gana más dinero. La diferencia esencial entre aquella cultura y este entretenimiento es que los productos de aquella pretendían trascender el presente, mientras que los productos de hoy son para ser consumidos al instante y desaparecer como las palomitas. Thomas Mann y Joyce, por un lado, y Bollywood y los conciertos de Shakira, por el otro. ¿Usted cree que Woody Allen es lo mismo que Buñuel? ¿Andy Warhol que Gauguin?”

“Los intelectuales nos estamos extinguiendo, como los dinosaurios. Hay cada vez menos. Algunos todavía opinamos o firmamos algún manifiesto, pero nuestra influencia en la marcha de la sociedad es nula. No es una figura que esté presente o sea requerida. Todo conspira contra su supervivencia. Los intelectuales, caricaturizados como mandarines, alguna función cumplían. Al menos la cumplían mejor que quienes nos han reemplazado en nuestros días, que son las agencias publicitarias o esos futbolistas y famosos de medio pelo que aparecen en televisión pontificando sobre temas que no conocen y creando modas universales. El ejercicio de pensar se ha devaluado”.

Un holograma de Vargas Llosa, en su casa-museo de Arequipa
Un holograma de Vargas Llosa, en su casa-museo de Arequipa
LV

Ideología

“¿Qué queda en mí de aquel revolucionario de antaño? Sigo creyendo que hay siempre revoluciones por hacer. El día que una sociedad quiera quedarse donde está, ha empezado a involucionar, porque la vida es movimiento y siempre hay cosas por enmendar. Yo no soy de derechas, detesto a Pinochet, a los dictadores militares argentinos… Si me quieren poner ese rótulo, bueno, que me lo claven».

“Es un gravísimo error considerar que el liberalismo es sólo la defensa y la apertura de mercados. El liberalismo significa democracia política y libertad de mercados. Si no hay uno de estos dos pilares, el liberalismo no funciona, es cojo, tuerto, manco, y no es liberalismo. Es un gravísimo error creer que una sociedad es ya liberal cuando abre mercados, privatiza la economía y levanta los aranceles. En una sociedad liberal funciona la ley y un poder representativo, fiscalizando a través de órganos independientes de control. La tradición liberal es de tolerancia, pluralismo, respeto a los derechos humanos y libertad económica. Es el liberalismo que yo defiendo”.

La novela

«Mi idea de la novela, sí, es totalizadora, debe recoger la experiencia global de la vida humana. Si solo hay amor o erotismo, da una sensación de irrealidad, y yo soy un escritor realista».

Borges

“Fui a verlo a su casa de Buenos Aires y me conmocionó la austeridad de su departamento, tanto que, al describir la pieza, destaqué que había una mancha de humedad en el techo. Al parecer, aquello le enojó sobremanera y me retiró el saludo desde aquel día. Fue frustrante, pues yo lo había explicado como muestra de admiración hacia aquella sencillez”.

 Cultura

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