El Gribshunden se encuentra a diez metros bajo la superficie del frío y turbio mar Báltico. El buque insignia personal del rey Hans de Dinamarca y Noruega (1455-1513) se hundió mientras viajaba a una cumbre política en Kalmar (Suecia), una reunión en la que el monarca esperaba unificar toda la región nórdica bajo su corona.
Los investigadores han incrementado en los últimos tiempos el estudio del barco Gribshunden, que se hundió en el mar Báltico hace 500 años
El Gribshunden se encuentra a diez metros bajo la superficie del frío y turbio mar Báltico. El buque insignia personal del rey Hans de Dinamarca y Noruega (1455-1513) se hundió mientras viajaba a una cumbre política en Kalmar (Suecia), una reunión en la que el monarca esperaba unificar toda la región nórdica bajo su corona.
El castillo flotante se hundió en 1495 mientras estaba en la costa de Ronneby, en el sudeste de Suecia. Una explosión de pólvora sorprendió a los marineros mientras Hans se encontraba en tierra firme. El incidente se llevó hasta el fondo del mar todos los símbolos de poder que el rey y sus nobles habían llevado consigo.
Sin precedentes arqueológicos
El barco fue descubierto por buzos locales a principios de la década de 1970, pero nadie informó a los arqueólogos hasta 2001. Las excavaciones iniciales del sitio fueron bastante limitadas hasta que, en 2018, el investigador marino estadounidense Brendan Foley se unió al equipo.
“Hemos encontrado cosas en este naufragio que no tienen precedentes arqueológicos”, señala Foley en un comunicado de la Universidad de Tufts. “Todo en él es fascinante”, añade. El nivel de conservación del Gribshunden es excepcional y lo convierten en uno de los mejor preservados de la alta Edad Media.

Brett Seymour / Tufts University
La nave forma parte de la primera generación de buques de guerra con artillería de la historia, los mismos grandes barcos fuertemente armados que Vasco da Gama usó para viajar a la India y Colón utilizó para llegar a las Américas. Su diseño hizo posible los trayectos de larga distancia, permitiendo a los europeos colonizar y explotar grandes porciones del planeta.
En los últimos años, Foley y sus colegas han excavado apenas entre el uno y el dos por ciento del yacimiento. “Pero lo que hemos sacado a la superficie mantendrá ocupados a los investigadores durante años”, asegura. La baja salinidad del mar Báltico ha impedido que los gusanos devoraran la madera del casco y de otros artefactos.
Lee también
Los expertos han encontrado varias ballestas intactas, pistolas y otras armas. Esta colección, dicen, marca el comienzo de la transición hacia el armamento de pólvora. Las ballestas pueden haber sido más fiables y más adecuadas para la caza, pero las pistolas podrían haber sido una marca de prestigio o un signo de fuerza militar, indican.
Las inmersiones también permitieron recuperar una bolsa de monedas de plata e incluso se desenterró una variedad de especias exóticas, entre las que destacaban los granos de pimienta, trozos de jengibre y terrones de azafrán del tamaño de un puño. Estos costosos artículos de lujo habrían sido importados de lugares tan lejanos como la actual Indonesia y estaban destinados a sazonar los elaborados festines de la cumbre política.

Wikipedia
El objeto que más sorprendió a Brendan Foley, sin embargo, fue una jarra que intentó escapar de sus manos. “Nunca había visto un objeto intentar escapar antes. Tuve que sujetarlo”, recuerda. No es que hubiera ningún animal dentro, no. La explicación era mucho más científica.
Hecha de una sola pieza de madera de aliso, probablemente torneada, originalmente estuvo pintada de rojo y en su base tenía tallada la forma de una corona. Cuando Foley trató de quitar el barro de su alrededor, el recipiente comenzó a subir rápidamente hacia la superficie.
Jarra de cerveza o de hidromiel
“La jarra debió haber sido arrojada por alguien a bordo cuando el barco explotó”, propone. Cuando la cogió y le dio la vuelta se liberaron burbujas de gas que habían quedado atrapadas en su interior, restos de la descomposición de la cerveza o el hidromiel que contenía hace más de 500 años.
“El rey Hans utilizó este barco como fortaleza militar, pero también como centro administrativo, como centro cultural y como base para sus políticas económicas”, dice el arqueólogo submarino. “Estamos encontrando evidencia de todo esto en los artefactos a bordo del barco”, añade.

Christoffer Bergstrand / Tufts University
La impresionante conservación del Gribshunden recuerda, apunta el investigador, a los barcos hundidos que vio a través de la cámara de un vehículo submarinos autónomos hace 20 años en el Mar Negro. En las profundidades sin oxígeno, los barcos se mantenían perfectamente, con sus mástiles y aparejos todavía en pie. El mar Caspio, prácticamente inexplorado, tiene características muy similares.
Ese es futuro proyecto que se plantean estos especialistas en naufragios: realizar amplios estudios de las partes inexploradas de los mares Báltico, Negro y Caspio. “Los barcos facilitaron el intercambio local y global, dando forma a la evolución de las sociedades primitivas y la civilización moderna”, concluyen.
Cultura