El blues del autobús

Hoy finaliza la primera prueba de circulación de un minibús que funciona sin conductor por las calles de Barcelona. Las pruebas durarán hasta las 17 h de hoy y, según la información oficial, las empresas que intervienen en la operación son Grupo Renault y WeRide. La circulación es con tráfico real, el minibús autónomo es eléctrico y el recorrido abarca dos kilómetros divididos en cuatro paradas: Gran Via de les Corts Catalanes/rambla de Catalunya; rambla de Catalunya entre València y Mallorca; calle del Rosselló, 261, y paseo de Gràcia, 55, entre València y Aragó. Los límites del experimento establecen que el autobús disponga de seis plazas y, contrariamente a la tendencia impuesta por las tecnologías, los usuarios pueden acceder sin someterse a la humillación de la cita previa o del chantaje de la inscripción.

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 Hoy finaliza la primera prueba de circulación de un minibús que funciona sin conductor por las calles de Barcelona. Las pruebas durarán hasta las 17 h de hoy y, según la información oficial, las empresas que intervienen en la operación son Grupo Renault y WeRide. La circulación es con tráfico real, el minibús autónomo es eléctrico y el recorrido abarca dos kilómetros divididos en cuatro paradas: Gran Via de les Corts Catalanes/rambla de Catalunya; rambla de Catalunya entre València y Mallorca; calle del Rosselló, 261, y paseo de Gràcia, 55, entre València y Aragó. Los límites del experimento establecen que el autobús disponga de seis plazas y, contrariamente a la tendencia impuesta por las tecnologías, los usuarios pueden acceder sin someterse a la humillación de la cita previa o del chantaje de la inscripción.Seguir leyendo…  

Hoy finaliza la primera prueba de circulación de un minibús que funciona sin conductor por las calles de Barcelona. Las pruebas durarán hasta las 17 h de hoy y, según la información oficial, las empresas que intervienen en la operación son Grupo Renault y WeRide. La circulación es con tráfico real, el minibús autónomo es eléctrico y el recorrido abarca dos kilómetros divididos en cuatro paradas: Gran Via de les Corts Catalanes/rambla de Catalunya; rambla de Catalunya entre València y Mallorca; calle del Rosselló, 261, y paseo de Gràcia, 55, entre València y Aragó. Los límites del experimento establecen que el autobús disponga de seis plazas y, contrariamente a la tendencia impuesta por las tecnologías, los usuarios pueden acceder sin someterse a la humillación de la cita previa o del chantaje de la inscripción.

11 - 11 - 2024 / Barcelona / Nuevo bus hidrogeno articulado / Foto: Llibert Teixidó. La presidenta de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) y primera teniente de alcalde de la ciudad, Laia Bonet, ha celebrado este lunes la entrada en servicio en la red de autobús de Barcelona de dos primeros buses articulados de hidrógeno de España.
Un autobús de Barcelona .
Llibert Teixidó / Propias

Primera diferencia entre el autobús autónomo y el clásico: solo se puede subir si hay plazas libres, mientras que, en el de toda la vida, puedes aventurarte a subir aunque no quepas y, a según qué horas, tengas que convertirte en una sardina que imita las contorsiones de los usuarios del metro de Tokio. Recuerdo que, en París, cuando se anunció un experimento parecido, se aplicaba a lanzaderas que conectaban dos estaciones ferroviarias. Pero añadían una figura que no sé si Barcelona contempla: el safety driver , un operador impuesto por los protocolos de máxima seguridad inherentes al espíritu de la prueba.

De vez en cuando llegan informaciones de flotas de taxis y minibuses que circulan sin conductor

No he vuelto a saber nada, de aquellas lanzaderas, pero de vez en cuando llegan informaciones de flotas de taxis y minibuses que, por todo el mundo, circulan sin conductor. Como tantas otras cosas, debe de ser un signo de progreso que alimenta la nostalgia parasitaria de los que nos resistimos a acostumbrarnos al invento. 

Como usuario compulsivo de autobús, me gusta, al subir, saludar al conductor. Con una mirada rápida, deduzco si es de los que están quemados, de los que han desarrollado una coraza de indiferencia o simpatía, de los que escuchan la radio contraviniendo el reglamento o de los que, protegido por unas gafas de folklórica, cultiva un hermetismo de tahúr. 

Y cuando el autobús va lleno a reventar, sobre todo si es articulado, siempre hay un momento en el que una puerta no se abre a tiempo y, con una reacción pavloviana, muchos pasajeros se giran hacia el conductor y gritan: “¡Puerta!” así, en perfecto castellano. 

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Pero el momento que más echaré de menos cuando todos los autobuses sean autónomos es cuando, de lejos, veo que el vehículo está en la parada y no voy a llegar a tiempo. Entonces me echo a correr –por decirlo de algún modo–, gesticulando para que el conductor me vea e, imitando la expresión del perro del anuncio del “Él nunca lo haría”, le suplico con la mirada que se compadezca de mí y, con una magnanimidad que me reconcilia con la especie humana, me permita subir y me ahorre la espera hasta el próximo autobús.

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