El abogado y político, precandidato a las elecciones presidenciales de 2026, recalca la necesidad de «cambios de liderazgo» para que «las democracias sean fuertes» Leer El abogado y político, precandidato a las elecciones presidenciales de 2026, recalca la necesidad de «cambios de liderazgo» para que «las democracias sean fuertes» Leer
Brasil no debería permitirse que Lula da Silva sea una suerte de candidato perpetuo a la Presidencia. Es «malo para la democracia», opina Eduardo Leite, gobernador de Río Grande do Sul. «Es importante comenzar a trabajar en un cambio de liderazgo», afirma Leite durante una entrevista con EL MUNDO en un reciente viaje a Buenos Aires.
Leite, de 40 años, es no sólo el primer gobernador gay en la historia del país, sino el más joven en haber ganado una elección para el cargo, con 33 años en 2018. Si el centro fuera una opción posible en la polarizada política de hoy, Leite sería un interesante candidato a la Presidencia. Pero el centro no está de moda, y el gobernador del pujante estado de Río Grande do Sul se presenta como precandidato, aunque con cierta resignación anticipada acerca de que no será él quien se mida a Lula en las presidenciales de 2026.
Miembro durante 24 años del casi extinguido Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), aquella formación socialdemócrata que llevó al Palacio de Planalto Fernando Henrique Cardoso y que se hizo cada vez más conservadora, Leite es hoy parte del Partido Social Democrático (PSD). Aunque su nombre lo sugiera, esa formación tampoco es realmente socialdemócrata.
- La política brasileña es la envidia de los guionistas de House of Cards, que, en comparación con lo que sucede en su país, pecaron de tímidos en la serie. ¿Cómo definiría lo que está pasando hoy en Brasil?
- Se está dando en el mundo una situación de mucha presión sobre la política. La angustia, la ansiedad de los electores porque haya cambios, crea una gran presión para los que están gobernando. Esa polarización está presente en Brasil también, y yo soy uno de los que defiende que podamos superar esta polarización, dejar atrás a líderes que estuvieron al mando de la Presidencia de la República para empezar un nuevo capítulo en nuestra historia. Pero no es fácil.
- Lula quiere ser presidente por cuarta vez y a los 81 años. ¿Qué le parece?
- Respeto a todos, tengan la edad que tengan. Conozco a muchos jóvenes que tienen una mentalidad vieja y a personas de más edad que tienen una mentalidad joven. No se trata de la edad de Lula, sino del hecho de que, en diez elecciones que tuvimos desde la redemocratización del país, si Lula se presenta en la próxima elección, será su séptima vez como candidato. Además, intentó ser candidato en 2018, cuando estaba preso. No lo logró y apoyó a Fernando Haddad en aquella elección. De haberlo logrado, estaríamos ante la octava postulación de Lula: ocho de diez. Creo que, para que las democracias sean fuertes, es importante que haya cambios de liderazgo, que el protagonismo pase a otras personas. Aunque no comparto sus ideas, respeto que exista, y lamento que un campo político como el de Lula sea totalmente dependiente de una persona. Nuevos liderazgos allí serían algo importante para la democracia brasileña.
- El presidente Trump declaró que los procesos judiciales y la condena al ex presidente Bolsonaro son una caza de brujas. ¿Coincide?
- No, no pienso que lo sea. Respeto las decisiones que está tomando el Supremo Tribunal Federal brasileño. Los ministros de la Suprema Corte fueron elegidos por presidentes de distintos mandatos y votados en el Congreso Nacional, por el Senado. Hay una denuncia del Ministerio Público, hay una investigación de la Policía Federal, hay muchas instituciones que están involucradas en este proceso y que están trabajando en él. Entonces, pienso que es algo natural, algo que está ocurriendo dentro de las normas y de las leyes, y que se debe respetar.
- ¿Qué piensa de la propuesta de una amnistía a Bolsonaro y otros encausados?
- Estoy en contra. Dictar una amnistía demanda algunos años, hasta que se pueda ver un efectivo arrepentimiento de aquellos que intentaron dar un golpe de Estado en Brasil. No creo que ese intento de amnistía pacifique al país.
- ¿Aquello fue un intento de golpe de Estado?
- Tuvimos, porque las pruebas lo demuestran, una tentativa de organizar una ruptura con la Constitución de Brasil. Estaba en una etapa inicial, pero se trabajaba en ese sentido.
- ¿El 8 de enero de 2023 fue un intento de golpe de Estado o fue una cosa más extraña?
- No fue, desde mi punto de vista, una tentativa de golpe de Estado, pero estaba inserto en una tentativa de desestabilizar las instituciones. Entonces, no se puede ver el 8 de enero de manera individual, sin mirar a todo lo que pasó antes: el intento de desacreditar al sistema electoral que tenemos en Brasil, el sistema de votación electrónica. Fue una tentativa de poner en sospecha todo el proceso, que desembocó en el 8 de enero. El 8 de enero no fue la tentativa de golpe, pero estaba inserto en un contexto de tentativa de desacreditar las elecciones y las instituciones.
- Eduardo Bolsonaro aún sueña con ser candidato a presidente. ¿Qué opina de la situación general del diputado?
- Tal vez no llegue a tener ni los derechos políticos para eso, porque ya está siendo objeto de investigaciones que podrían llevarlo a una situación de inelegibilidad. Pero lo que está haciendo contra los intereses del país en Estados Unidos me parece imperdonable.
- ¿Estoy hablando con un candidato a presidente o no?
- Sí, yo soy dentro de mi partido un precandidato. Nuestro partido PSD (Partido Social Democrático), tiene la intención de presentar una candidatura. El gobernador del estado de Paraná, Ratinho Júnior, también se presenta como un posible candidato, pero yo me presento con esta aspiración. Sé perfectamente que una candidatura a presidente de la República no depende solamente de la aspiración personal, sino de un contexto, de una circunstancia. Lo mejor que puedo ofrecer es una historia política que, en los últimos años, implicó no abrazarme ni a Lula ni a Bolsonaro para ganar dos elecciones a gobernador. Fui totalmente independiente y permanezco independiente para presentarme a Brasil como una opción de despolarización de la política.
- El presidente de su partido, Gilberto Kassab, habla de apoyar a Tarcísio de Freitas, el gobernador de São Paulo, de una derecha dura, si se presenta.
- El PSD puede apoyar a Tarcísio, pero es muy importante que se comprenda cuál será la agenda, cuál será el mensaje. Es muy necesario que Tarcísio haga gestos concretos hacia el centro, hacia la moderación, hacia la ponderación y la serenidad. Pero, como está muy vinculado a Bolsonaro, tal vez tenga un poco más de dificultad en hacerlo. Tengo relación con Tarcísio; es un hombre muy moderado y capaz de dialogar, pero su conexión con Bolsonaro hace que sea más dependiente de la extrema derecha.
- ¿Existe la posibilidad de que Tarcísio se presente y usted también?
- No, lo veo difícil, aunque Tarcísio insiste en que quiere la reelección como gobernador de Sao Paulo.
- Si usted apoya a Tarcísio, ¿estará apoyando a Bolsonaro?
- No, no, no… Por eso digo que un apoyo a Tarcísio depende del gesto que él pueda hacer para los moderados como yo.
- ¿Cree que aquel encuentro de 39 segundos entre Lula y Trump va a terminar en algo bueno para Brasil?
- Es importante para el país, es importante para el mundo que se pueda recuperar la condición de conversación entre dos grandes naciones democráticas, que son Estados Unidos y Brasil. Lula utilizó mucho en Brasil el discurso de la soberanía y aprovechó el momento para recuperar un poco de su popularidad, que estaba en baja. Tal vez no haya puesto todo el esfuerzo que debería en buscar un diálogo con Trump. Pero vamos a esperar a ver qué pasa.
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