Chinese Man, la electrónica francesa que ya no se esconde

La electrónica francesa es de aquellos tesoros que el país vecino sabe preservar como marca. Siempre con la elegancia como etiqueta, no solo se trata de los grandes nombres del house o el tecno por todos recordados; hablamos de una prolífica factoría, con ramas en todos los subgéneros, que se ha metido en nuestras vidas más allá incluso de lo puramente festivo. El trío de trip-hop Chinese Man es uno de esos infinitos ejemplos.

Seguir leyendo…

 El trío francés de trip-hop y electrónica recala en Razzmatazz, en el marco del Festival del Mil·leni, para presentar su tercer disco ‘We’ve been here before’  

La electrónica francesa es de aquellos tesoros que el país vecino sabe preservar como marca. Siempre con la elegancia como etiqueta, no solo se trata de los grandes nombres del house o el tecno por todos recordados; hablamos de una prolífica factoría, con ramas en todos los subgéneros, que se ha metido en nuestras vidas más allá incluso de lo puramente festivo. El trío de trip-hop Chinese Man es uno de esos infinitos ejemplos.

Nacidos en el 2004 en Aix-en-Provence, cerca de la Costa Azul francesa, su trabajo no se debe valorar por el número de álbumes, que no es abundante, sino por las horas y horas de directos que acumulan –según sus cálculos, unos 500 conciertos en 20 años– o por la capacidad de haber creado su propio sello independiente en el que cobijan artistas que comparten una misma forma de entender la música. A saber, una paleta de colores extensa que toma préstamos de todos los rincones del mundo, y en que se dan la mano con sofisticación desde el ambient al reggae y el dub y, por supuesto, el hip-hop.

Nacidos en 2004, High Ku, Zé Matteo y SLY se caracterizan por su rica paleta de sonidos, que va del ambient al hip-hop

Estas son también las bases del nuevo álbum We’ve been here before , lanzado el año pasado. El trío que forman High Ku, Zé Matteo y SLY abordan este, su tercer larga duración, con el buen hacer de los muchos años de trayectoria. Pero ojo, nada de decir que es un “álbum de madurez”; ellos mismos explican que no es esa la vocación del disco, sino la de reencontrarse siete años después –los tres mantienen proyectos por separado– y explorar nuevos caminos a pesar de todo. Se trata de ver “cómo envejecemos” y “encontrar de nuevo la chispa, ignorando las decepciones ocasionales que han venido con los años”. Este ejercicio de transparencia y reflexión se concreta en el hecho de que, por vez primera, aparecen a cara descubierta, sin esconderse tras avatares o personajes al más puro estilo Daft Punk.

El resultado son trece canciones de una sonoridad rica y compleja, que siguen los pasos del anterior Shikantaza (2017) en su variedad estilística, así como también con sus numerosas colaboraciones de raperos o productores amigos. Como ocurre con todos sus trabajos, cada tema es un mundo y no se trata de buscar una coherencia en el conjunto, sino de saborear distintos platos y disfrutar de cómo se exprime al máximo las posibilidades sonoras de los software.

Lee tambiénMartí Abad

CONCIERTO DEL GRUPO SKUNK ANANSIE EN EL FESTIVAL CRUILLA 2016, FORUM, BARCELONA, 09/07/2016. FOTO: CRISTINA GALLEGO

Esa es también la propuesta de sus conciertos, como el que ofrecerán el próximo jueves en la sala 1 de Razzmatazz, en el marco del 26.º Banco Mediolanum Festival del Mil·lenni. Vuelven a Barcelona siete años después dentro de una minigira europea. Poco se sabe del show que traerán, o de si se rodearán de colaboradores que completen la puesta en escena del trío tras los platos, pero, en todo caso, la fama de un directo enérgico les precede.

 Cultura

Te Puede Interesar